Un fenómeno que se repite desde hace más de un siglo, con una frecuencia media de dos veces y media al año: es la crecida del Seveso, el arroyo que atraviesa Milán y que a menudo emerge de su lecho subterráneo. Las causas hay que buscarlas en la fuerte urbanización de la zona, que ha impermeabilizado los suelos, y en la mayor intensidad de las precipitaciones. El Seveso nació en la provincia de Como y tiene un régimen torrencial, muy sensible a las precipitaciones.
Entra en la ciudad por Bresso, en el Parque Norte, donde ha sido "enterrado" en hormigón y mezclado con aguas residuales. Continúa su curso hasta unirse al Naviglio Martesana en via Melchiorre Gioia. Cuando las alcantarillas se saturan, el agua no puede drenar, se crea presión y sube a la superficie. "No se trata de una verdadera inundación, sino de una regurgitación", explica Mattia De Amicis, profesora de geología ambiental en Bicocca. Los episodios más graves se produjeron en 1976, en 2014 (con seis inundaciones consecutivas en pocos meses), en 2018 (con una subida de 2 metros y medio en 25 minutos, nunca antes vista), en 2019 y en agosto de 2020.
El cambio climático también se encuentra entre las causas de las continuas inundaciones del Seveso en Milán, pero el problema no es nuevo y requiere intervenciones urgentes. Ya en 2014, el gobierno Renzi había destinado 170 millones de euros a un plan contra las inundaciones que incluía la construcción de cuatro tanques de contención a lo largo del río. Tres de ellos se construirían en los municipios de Lentate, Varedo y Senago, en la zona de Monzese, y uno en el Parco Nord (en disputa), el pulmón verde de la zona norte de Milán, donde discurre bajo tierra el Seveso. Las obras de Bresso comenzaron en julio de 2018 y las excavaciones han finalizado. En caso de alerta grave, los mamparos deberían desviar hasta 250.000 metros cúbicos de agua a una cubeta de contención.
Los tanques de laminación Seveso son obras hidráulicas que tienen la finalidad de contener las crecidas del río Seveso y reducir el riesgo de inundaciones. Estos depósitos son cuencas artificiales que se llenan de agua cuando el nivel del río supera un determinado umbral, y la devuelven progresivamente al cauce cuando la situación se normaliza. Los tanques de laminación Seveso se construyeron después de la inundación de 2002, que causó graves daños en Milán y los municipios circundantes. Actualmente, están operativas cuatro piscinas: la piscina de Paderno Dugnano, la piscina de Cormano, la piscina de Bresso y la piscina de Sesto San Giovanni. Estos tanques tienen una capacidad total de aproximadamente 2 millones de metros cúbicos de agua y son capaces de reducir el pico de inundación de Seveso en aproximadamente 40%. Los tanques de laminación de Seveso son un ejemplo de cómo podemos intervenir en la zona para mitigar el riesgo hidrogeológico, salvaguardando la seguridad de personas y mercancías.
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